Una cosa es clara de la publicidad, sobretodo gráfica: más que embellecer una ciudad normalmente la ensucia. No sólo en tiempos de campañas políticas. En lo general, día a día, ensucian más que ayudan.
Pues bien, sin duda en este reblujo celebramos cuando alguien rompe el molde y hace las cosas bien. Así de bien.
De nuevo, el marketing puede cambiar aunque sea un poquito el mundo. Para bien.
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