Siempre me gusta cuando las marcas comprenden que su marca no tiene que estar presente siempre de manera manifiesta, que no hay que tratar de vender siempre.
Esto, especialmente, aplica cuando hablamos de marketing con propósito. Oreo lo muestra en esta bella pieza.
Noten en particular dos cosas interesantes:
1. La participación de la marca sólo ocurre, tangencialmente, y sin violentar la historia.
2. La pieza sale un día cualquiera de un mes cualquiera, no precisamente en el mes del orgullo gay o similares.
A mí, en particular, me hacen falta más elementos que referencien la marca (por ejemplo en la paleta de colores y particularmente en el manejo del negro y blanco, o por ejemplo tangencialmente sobre la mesa o en otra actividad)
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