Con frecuencia, las empresas no entienden de relacionamiento. Consideran que es simplemente colocar el nombre a una correspondencia, o mandar beneficios exclusivos a clientes, o crear reconocimientos en forma de regalos a los clientes. Es verdad que todo esto puede ser parte del relacionamiento, pero sin duda el relacionamiento es más. Mucho más.
Y, sin embargo, a veces con simplemente hacer algo de lo anterior basta para marcar una diferencia. El siguiente es un ejemplo de esto. La pregunta detonante es: ¿Cómo hacer que la espera (desesperante espera) en los aeropuertos tenga una cara sonriente en vez de la eterna cara de aburrición?
Aquí, por lo menos, un intento de respuesta.
Sin duda interesante, pero incluso más que por la acción como tal por el potencial que muestra. ¿Cómo no aprovechar estas nuevas oportunidades para crear experiencias? ¿Cómo no personalizar las experiencias? Allí es dónde está el futuro del mercadeo.
Y el futuro es ahora.
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