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jueves, 10 de mayo de 2018

El texto que los dueños de Taquino no merecen leer: lecciones de un restaurante en crisis

Este artículo se publica en simultánea con Imark, dónde he tenido el placer de ser escritor invitado.

Por: Daniel Naranjo (asesor y docente en temas de mercadeo. De los que cree que después de ojo sacado no hay Santa Lucía que valga pero puede aprenderse para no perder el segundo ojo, y, además, escritor sobre temas de mercadeo)


Es el escándalo de estos días. Si usted ha estado encerrado en una cueva o simplemente prefiere no escuchar noticias quizás no conozca la historia. Si ya la conoce puede saltarse el siguiente párrafo.


Un restaurante de Medellín llamado Taquino atiende clientes como todos los días. Un hombre, de origen campesino llamado Don José se acerca al mismo y canta un par de canciones tradicionales del folclor colombiano. Una de las clientes del restaurante invita un almuerzo a aquel cantante y allí comienza el fin el mundo. Una suerte de batalla peor que la de Thanos tratando de conquistar la tierra… Una mesera del restaurante dice que “se lo tiene que dar para llevar”, “que esas son las políticas”. Los clientes piden hablar con la administradora que reafirma lo dicho. Mientras alguien graba un vídeo que luego se sube en Internet. En él se ve que los clientes lloran y se van del restaurante en medio de la indignación por aquella discriminación. Miles de vistas de aquel vídeo, noticia en los periódicos, gente en la puerta del restaurante que lleva dos días sin abrir. La reputación del restaurante baja a cero. Nadie quiere ir, pero todos quieren hablar mal. La única persona que pide un poco de paz es, precisamente, Don José: No quiere que nadie se quede sin trabajo.


Las redes estallan, los comentarios se cargan al grito de guerra de los vengadores y de los guardianes de la galaxia y de todos los héroes que piden justicia. Es el momento de la indignación. O tal vez de la post indignación.


Seguramente el restaurante está aún tratando de entender qué pasó. Nadie está preparado para una crisis como la que ocurrió (aunque todos deberían estarlo).


Quienes trabajamos en mercadeo tenemos mucho que aprender de este caso:

Hay reflexiones posibles sobre el manejo de crisis. Reflexiones sobre los protocolos de servicio. Reflexiones sobre reputación corporativa. Reflexiones sobre qué significa eso de “las políticas”. Reflexiones sobre el papel de los clientes en un entorno de alta intercomunicación. Pero, sobre todo, debería haber reflexiones sobre la posición moral de los negocios. Porque así suene increíble, los negocios también deberían tener moral. Los negocios crean el mundo para bien o para mal.


Hace unos meses, con el caso Avianca, escribí una serie de pasos para manejar la crisis. (Por cierto, si quiere entender más sobre el tema o, por alguna casualidad trabaja en el restaurante, lea aquí los pasos, aunque le aviso: creo que ya es demasiado tarde. https://imarkudeablog.wordpress.com/2017/09/27/como-se-maneja-una-crisis/)

Hoy, en vez de hablar de cada paso, me limitaré a los puntos más fundamentales. Son 3:
  • Velocidad, 
  • Honestidad, 
  • Compensación. 


Aprendérselos es fácil: Responda rápido, diga la verdad, compense a los afectados.


¿Qué debió hacer entonces Taquino? 

1. Responder con velocidad: 


Cometieron un error, es obvio. ¿Por qué no hicieron frente al mismo en el momento en que ocurrió? ¿Por qué nadie del restaurante salió a hablar del tema? En el mundo ideal la respuesta debía darse por parte de la administradora, pero en este caso evidentemente ella es parte del problema. Tan solo dos días después del problema el restaurante comenzó, tímidamente, a tratar de controlar la situación. Y lo hizo mal, muy mal, pues en vez de reconocer el problema presenta unas disculpas vacías que suenan más a respuesta de político en elecciones que a reconocimiento sincero de un problema.


Velocidad, velocidad, velocidad. Dos días es demasiado tiempo de espera. 


2. Honestidad: 


El problema fue obvio. Es más, está grabado en video. ¿Qué esperas para hablar de él? ¿Qué esperas para reconocer el problema?, ¿para decir “sí, me equivoqué”?


Honestidad. Reconoce tu error, porque ES un error.


Nota: En últimas supongo posible que las personas del restaurante aún no reconozcan el error. Si ese es el caso entonces, sin lugar a duda, no serán capaces de solucionar ningún problema (y si por casualidad trabajas en el restaurante por favor deja de leer este texto y busca un profesor de ética, un cura, un psicólogo o mejor aún un exorcista). 

3. Compensación: 


¿Cuál es la compensación que Taquino quiere realizar? Y no, no se trata sólo de dar dinero a Don José, se trata además de volverse abanderado de esa causa, se trata de aprender del error y hablar sobre él, de cambiar en realidad.


¿Ya se está hablando sobre discriminación? ¿Ya se está diseñando un programa de inclusión con los músicos de calle? ¿Ya se contrataron expertos sobre el tema que ayuden a solucionar el problema? ¿Ya se escribió una carta de disculpas públicas a todos los clientes y a la comunidad en general? ¿Ya se ha contado lo que se va a hacer?


Hace unas semanas, en Starbucks, ocurrió un caso similar de discriminación. Además de hacer todo lo anterior su respuesta fue contundente. El gerente general de la compañía salió a pedir disculpas públicas tan solo unas horas después, y luego al día siguiente, y al siguiente de nuevo. En menos de 24 horas, informó que decidió cerrar más de 8.000 tiendas un día para capacitar a todos sus empleados en el tema de la crisis. A los directos implicados también ofreció y entregó una compensación (en este caso, becas escolares para los afectados) y una vinculación con la empresa para ayudarles a garantizar que lo ocurrido no se repita. Además, aunque de forma lenta, está realizando cambios que son cada uno de ellos comunicados al público pues el problema no fue sólo con las dos personas discriminadas, sino con la comunidad en general.


Por supuesto. Taquino no es Starbucks. No tiene el músculo financiero para hacer acciones de ese mismo nivel. No puede diseñar una sala de conciertos o un programa en el que todos los días un músico nuevo vaya y toque. No puede diseñar un programa para ir, puerta a puerta en todos los restaurantes enseñando sobre el tema… Pero no es tampoco lo que debe hacer.


Debe actuar según sus posibilidades, según su alcance, según lo que es y puede hacer. Pero, en este caso, nada ha ocurrido aún, excepto, claro, que el restaurante decidió cerrar su página de Facebook para dejar de recibir tan malos comentarios.


Ese es el problema más profundo. La única forma real de manejar una crisis de este tipo es atreviéndose a dar la cara y cambiar de manera real, y eso es por mucho lo más difícil de hacer. Nadie quiere dar la cara sobre eso, nadie quiere sumirse en la vergüenza, ni ser señalado. Pero es lo que hay que hacer.


En últimas el gran aprendizaje para la vida es que, cuando te equivocas, lo que hay que hacer por más que duela, es dar la cara y reconocer nuestros errores. Y eso en nuestra cultura siempre es más difícil que cerrar y abrir un nuevo local un par de cuadras más lejos.


Post data 1. Las empresas se parecen a sus dueños.


Post data 2. Le apuesto a que los 10 días de cierre se convertirán en un cierre definitivo. Y también le apuesto a que abrirán un restaurante nuevo y, en vez de solucionar los problemas, rezarán porque no pase de nuevo. Ese es nuestro país.

jueves, 25 de abril de 2013

Asunto de servicio


 “Si un pirata ofrece un producto en donde sea, a cualquier hora, que puede ser comprado desde la comodidad de su computador mientras que el proveedor legal dice que éste sólo llegará a su país después de tres meses del estreno en Estados Unidos, tendrá limitaciones de uso dependiendo de la región del planeta en donde viva el usuario y sólo podrá ser comprado en una tienda con columnas y ladrillos, entonces el servicio del pirata es más valioso”.

Gabe Newell, presidente del emporio de videojuegos Steam/Valve

domingo, 3 de julio de 2011

Muy queridos....

"Muy queridos en el call center...me comprenden... ¡¡¡pero yo no quiero comprensión!!!... ¡¡¡quiero soluciones y mis productos!!!!"


Leido en un mail de un cliente de una conocida empresa, y de su call center.

sábado, 28 de mayo de 2011

Estrategias de servicio al cliente

A raiz de un ciclo de conferencias que ando programando para la cámara de comercio, rescato una conferencia programada hace algún tiempo. El objetivo: ¿Cómo mejorar el servicio al cliente que brindan las empresas? Antes de verla les recomiendo revisar la presentación sobre brechas de servicio también disponible en slideshare




ah!!!  que bueno se siente estar juicioso!!!!

lunes, 23 de mayo de 2011

La trampa de la satisfacción

La Cámara de Comercio de Medellín ha tenido la gentileza de publicar un artículo que escribí hace un tiempo en torno a la satisfacción. Por motivos de edición y demás, el artículo ha sido recortado y algunos puntos se prestan a posibles malas interpretaciones. Así que para evitar posibles complicaciones, publico aquí en reblujo el texto como fue entregado originalmente.

Espero lo disfruten.



La trampa de la satisfacción


Para las organizaciones que prestan un servicio hacia el cliente existe una sutil trampa que lleva a cometer un error fundamental. Se denomina “la trampa de la satisfacción”. En términos simples, es una trampa mental que lleva a las organizaciones a pensar una relación directa o exponencial entre la satisfacción y la fidelidad. Esto lleva a la generación de una conclusión errónea por la cual se supone que “a mayor satisfacción mayor fidelidad”.

Diversos procesos de investigación evidencian cada vez con más frecuencia que esta relación no es real en campos tan aparentemente disímiles como las relaciones interpersonales y los procesos de recompra.

Algunos de los ejemplos que evidencian esta falsa relación pueden evidenciarse en productos de consumo masivo, en los cuales un 66% de los clientes que dicen ser fieles a un producto reconocen también realizar compras en otros sitios y otras marcas, o verse en productos de lujo como los automóviles, en los cuales un 85% de los clientes se declara satisfecho con su automóvil pero sólo un 32% repite la compra de la marca de manera posterior.

Evitar esta trampa no es un asunto fácil, pero es sin duda un asunto necesario. En Colombia se vive una obsesión por la satisfacción, que puede notarse por ejemplo en la abundancia de indicadores que intentan medirla. Curiosamente, el grueso de empresas que realizan esa medición reportan calificaciones por encima del 95%. Pero una interpretación más ajustada de esos indicadores ofrece una lectura más acertada de la 
realidad:

Supóngase que una empresa tiene 1000 clientes y un indicador de satisfacción del 95%. Bajo la estadística que señala que una experiencia positiva es compartida a 3 personas y una negativa a 7, esto implica que aproximadamente 2850 personas reconocen que dicha empresa realiza su quehacer “de manera satisfactoria”. También implica que 350 personas señalan que la experiencia es insatisfactoria. Además, implica que 950 de los 1000 clientes están dispuestos a entrar en el establecimiento de un competidor por el simple hecho de que “él también lo hace de manera satisfactoria”.

La trampa de pensar que la satisfacción basta para granjear la fidelidad es un engaño que lleva a que las organizaciones se enfoquen en los puntos errados.

Si la intención es la fidelidad, es necesario comprender algunos factores claves:

  • 1.       La Satisfacción es una condición necesaria, mas no suficiente para garantizar la fidelidad
  • 2.       La fidelidad, como concepto, es un ideal, pero no es un asunto real. Diversos estudios muestran que la fidelidad es más un concepto social que un imperativo biológico. Y en múltiples situaciones la biología logra dominar sobre el imperativo social.


3.       Más importante que la fidelidad es la búsqueda de aumentar el “costo de traslado”, es decir: hacer que para el cliente resulte realmente costoso moverse de una empresa a otra. Y no se refiere esto explícitamente a un costo financiero, sino a todos los costos asociados (de esfuerzo físico, conductuales, cognitivos y emocionales).

Como reflexión final, las empresas no pueden dejar de lado el concepto de la satisfacción, pero es hora de que dejen de considerar la satisfacción como meta y la consideren como punto de arranque. El reto ahora es preocuparse mayoritariamente por satisfacer las expectativas por la vía de la experiencia: solo así podremos acercarnos al ideal de la fidelidad.

viernes, 2 de julio de 2010

Paradoja (II)

El 60% de las decisiones que toman los clientes están basadas en la forma en cómo son tratados. Sin embargo, paradójicamente, más del 80% de las iniciativas que toman las empresas van dirigidas a “como vender mejor a sus clientes”, en vez de invertir en más recursos para tratarlos mejor.

Jhon McKean


vía: nuevo viernes nuevo libro

viernes, 19 de marzo de 2010

Todo mal

Esta es un entrada que podría hablar sobre relaciones públicas. También sobre manejo de contingencias. O mejor, podría hablar sobre Comunicaciones de Mercadeo. Pero creo que lo mejor es que hable sobre servicio al cliente.

Hace pocos días en la revista dinero se publicó una carta de un lector en el cuál y bajo el título de "un desagradable anuncio", señalaba su malestar por el servicio recibido en torno a un cambio de un libro en una célebre librería (de la que por cierto soy cliente sumamente frecuente).

En resumen, el cliente solicitaba el cambio de un libro, el cuál le fue negado pues "los cambios solo eran posibles hasta cierta fecha después de la compra", y luego de algunos problemas adicionales el cliente decide retirarse de la librería como su sitio para la compra de libros. Además, exhorta a que otras personas sigan su ejemplo.

Hasta allí, ya hay mucho tema para trabajar. ¿Cómo debería responderse a un cliente que publica un comentario de este tipo en una de las principales revistas del país? ¿Qué debería hacerse para enfrentar esta "publicidad negativa"?

Estas son quizás las preguntas claves ANTES de considerar cualquier respuesta posible. Pero hay una pregunta que quizás sea aún mejor. ¿Qué NO debería hacerse?

Al día siguiente de la publicación de esta nota, la revista dinero ha publicado el texto "La librería nacional responde" en el cuál hace un curso magistral de servicio al cliente. Un curso magistral de lo que NO debe, bajo ningún motivo, hacerse. Por favor, antes de continuar la lectura de esta entrada lean ambas cartas.


¿Cuáles son los errores que se comenten en esta respuesta? Enumeremos los errores cometidos, párrafo a párrafo, y el por qué de los mismos:

  • Se parte de enfrentar al cliente y de "regañarlo" por expresar su queja. Tremendo error: No puedes regañar a un cliente por expresarse, y menos aún rasgarte las vestiduras señalando que "nuestro prestigio ha sido vulnerado por los comentarios que emitió..." Debes reconocer tu error, porque es un error real, y tomar los correctivos para que no se repita este problema

  • Se expresan los datos del negocio, y lo que se sabe hacer. Este es un error bastante "divertido"... No sólo se puede calcular con estos datos el volumen de ventas de la empresa, y datos similares (que un competidor puede encontrar sumamente interesante como información). Además, se le está dando a entender al cliente que "hacemos tantas cosas, y las hacemos tan bien que lo que usted nos dice no puede ser verdad"... Enorme error

  • Se plantea que el error fue responsabilidad del empleado. ¡¡Error de los errores!! La empresa se equivocó, no el empleado. Y, suponiendo que el error lo haya cometido el empleado entonces no se evidencia así, públicamente que "la culpa es de un empleado más"...

  • Se señala que el error es por "no haberle explicado bien las normas". Este es el punto más interesante de toda la argumentación. Aquí va una norma de servicio al cliente: Si una norma o situación lleva a una acción en la cual tanto el cliente como la empresa tengan la razón, la victoria SIEMPRE ha de dársele al cliente. En este caso en particular, la norma favorecía a la empresa, pero el cliente tenía cierto nivel de razón en su planteamiento, por ende la empresa debía darle la razón al cliente. No hacerlo, es exponerse a que el cliente se queje y resulte en lo que se llama "un cliente terrorista" que luego puede por ejemplo mandar una carta a una de las principales revistas del país quejándose del servicio.

  • ¡¡¡De nuevo, más cifras!!! Creo que ya es claro donde estuvo el error en este caso. Adicionalmente se señala que "el nivel de quejas ni siquiera llegó al 1 por mil"... No importa. Este es el uno de los mil. Muy importante recordar una frase que señala que "un muerto es una tragedia... mil es una estadística"... Para el cliente ser precisamente ese uno es la tragedia.

  • Y, por fin, las disculpas. Genial que por fin se disculpen, pero sólo después de 6 párrafos... La disculpa es lo primero. Siempre.

  • Y, de nuevo, regañamos al cliente. Es verdad que posiblemente el cliente esté equivocado. Muy posiblemente lo hizo mal. Muy posiblemente la culpa de los errores es de él mismo. Pero no podemos regañar al cliente por este motivo.

En resumen, un caso maravilloso. La tarea le queda ahora a los lectores: Si ustedes fueran los gerentes, ¿Cómo se respondería a esta carta del lector?

jueves, 11 de febrero de 2010

5 principios de servicio al cliente

El servicio al cliente, sin duda, es uno de los temas más interesantes en el universo del marketing. Erróneamente se asume que es un asunto de personal de primera línea, pero rara vez los errores profundos de servicio se deben a las personas (aunque sin duda hay casos de casos).

En realidad, los problemas profundos suelen verse claramente en los procesos. Sin embargo, claramente no es un asunto que se soluciones "cambiando el proceso". Cambiar los procesos SIEMPRE ayuda, pero no garantiza el éxito. La magia está en ser capaz de pasar por encima de los procesos cuando se requiere. La magia está en tener principios, y trabajar según estos principios.

La siguiente presentación habla sobre esto. Sobre principios.

lunes, 7 de diciembre de 2009

prostitución

"Todo cliente es en definitiva un defensor de la prostitución. La señora de sesenta años, el ejecutivo, los padres con el cochecito; todos levantan sus billetes y exigen a gritos que los amemos, que los tratemos con respeto, que nuestras palabras sean tan dulces como la sonrisa de Magdalena.
La prostitución es, a fin de cuentas, la más sincera de las atenciones al cliente. Los cuerpos están desnudos y las intenciones a la vista. Podemos agregar ropa, mostradores, estanterías, y perfumar todo para que la moral no se ofenda. Pero básicamente estamos hablando de lo mismo.

No hay afrodisíaco más fuerte, para los clientes, que la hipocresía".

vía: "el cliente nunca tiene la razón" un blog que mucho tiene que ver con el servicio, y más con la literatura, y que de paso cada día me gusta más

miércoles, 7 de octubre de 2009

Estado de pureza

Algún día la Base de Datos Universal de Clientes será una realidad, y el mundo se convertirá en un hermoso lugar para vivir. Un sistema para restar y sumar puntos basado en el comportamiento clienteril. ¿Me hizo sacar el libro de la vidriera y no lo va a llevar? Cinco puntos menos. ¿Encargó un libro que al final no necesita? Diez puntos menos. ¿Entró a preguntar algo cuando estábamos cerrando? Veinte puntos menos. Y así con todo y en todos los negocios. ¿Quiere pedir una grande de muzzarella? No, no, lo siento señor, tiene bloqueado el delivery, su puntaje está en negativo. Venga a buscarla.
Qué lindo sería, todos queriendo ser mejores personas, todos amando y cuidando al prójimo.
Y motivados por aquello que realmente mueve al mundo; ni el desinterés, ni la misericordia, ni el altruismo. No. El egoísmo en su estado más puro.


vía: "el cliente nunca tiene la razón" un blog que mucho tiene que ver con el servicio, y más con la literatura

viernes, 3 de julio de 2009

Servicio al cliente

Las últimas semanas he tenido, de nuevo, mucho que ver con el asunto del servicio al cliente. Invariablemente me sorprende que se considere que el servicio es una cosa de los otros, y no propia. Ha de ser un asunto de la condición humana de la cual no se salva nadie. Pero más me sorprende que quienes trabajan en servicio poco se documenten sobre el tema.

Me he decidido a poner on line una presentación que en la labor docente he empleado mucho. Un modelo impresionante para entender de quién depende el servicio al cliente.

Ojalá quienes trabajan en servicio lo disfruten y sobretodo lo apliquen. Les garantizo que funciona

sábado, 16 de diciembre de 2006

LA CONDENA DEL SERVICIO.

Siempre he creído que en una materia de pregrado llamada “marketing 1” debería enseñar que es necesario “comprometerse con una promesa del servicio”. Todos los libros de mercadeo hablan de eso, todos dicen que esa promesa ES la que hay que cumplir, aquella que nos diferencia del resto, aquella que el consumidor estará atento a recibir, aquella que deberíamos incluso poner en la “frase de batalla” de nuestras comunicaciones…

Sorprende que en Colombia seamos tan hábiles en incumplir esa promesa, y más sorprende que seamos capaces de pasar de “Promesa del servicio” a “condena del servicio”. Aquí van un par de historias para recordar:

OLA, COMUNÍCATE FELIZ….

Para los lectores de otros mares (o de otros tiempos) aquí va una pequeña introducción para que sepan de qué hablamos. Ola era la marca de una empresa llamada Colombiana de Telecomunicaciones. Fueron los primeros en Colombia en hacer que el celular fuera un producto que pudiera ser usado por todos. ¿Cómo? Cobraba por un minuto a celular cerca de la décima parte de lo que cobraban los demás operadores del país. Su promesa de servicio con los comerciales respectivos (algunos de ellos magistrales) era Comunícate feliz. En el 2006 fue comprada por Millicom, y cambió de dueños y de marca. Su nuevo nombre fue TIGO.

Ahora, ¿¿¿Dónde estuvo la condena de servicio???

¿¿¿Que pasa cuando el novi@ le dice a su novia@: ¡Te prometo que esta noche te voy a hacer feliz!??? Pues hay dos opciones: O l@ hace feliz, o l@ hace infeliz. Pero si l@ hace infeliz, la infelicidad es mayor (pasamos de la infelicidad a la desdicha). Pues bien, Ola prometió la felicidad, y para muchos la incumplió. Resultado, la frase de batalla de Ola en el boca a boca del consumidor decía:
Ola, y Comunícate Infeliz…
Ñola, y Comunícate Infeliz…
Ola, y Comunícate si puedes…

METRO, CALIDAD DE VIDA


El sistema de transporte masivo de Medellín, una verdadera joya de la ciudad, uno de los pocos metros en el mundo en que no existen basuras ni paredes rayadas. Su promesa de servicio era simple: Calidad de vida…

¿¿¿Dónde estuvo la condena???

¿Se ha sentido alguna vez metido en una lata de sardinas? Pues bien, viajar en el metro en hora pico es exactamente así: mares de personas (cual sardinas) caminan por la plataforma rumbo a vagones de transporte (latas de sardinas) donde entrarán uno tras otro, sin importar que físicamente el espacio volumétrico contenido en los vagones sea invariable.
En esa situación usted puede prometer lo que desee, pero no Calidad De Vida… Prometa velocidad, prometa agilidad, prometa que “siempre cabe uno más”, prometa puntualidad, pero no prometa calidad de vida…

Afortunadamente, decidieron cambia su promesa de servicio… Desde el 2006 la promesa es “COMODIDAD”… Ahí es cuando uno se pregunta: ¿cómo están pensando las empresas sus promesas de servicio?


Solo queremos dejar como reflexión lo siguiente: ¿Cuál es la promesa de servicio que está ofreciendo su empresa? ¿Se está comprometiendo con una promesa o con una condena?

Si conoce otros casos de promesas/condenas nos encantaría escucharlos (o leerlos).