"Todo cliente es en definitiva un defensor de la prostitución. La señora de sesenta años, el ejecutivo, los padres con el cochecito; todos levantan sus billetes y exigen a gritos que los amemos, que los tratemos con respeto, que nuestras palabras sean tan dulces como la sonrisa de Magdalena.
La prostitución es, a fin de cuentas, la más sincera de las atenciones al cliente. Los cuerpos están desnudos y las intenciones a la vista. Podemos agregar ropa, mostradores, estanterías, y perfumar todo para que la moral no se ofenda. Pero básicamente estamos hablando de lo mismo.
No hay afrodisíaco más fuerte, para los clientes, que la hipocresía".
vía: "el cliente nunca tiene la razón" un blog que mucho tiene que ver con el servicio, y más con la literatura, y que de paso cada día me gusta más
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